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martes, 15 de mayo de 2018

El ritual del olvido






          Hoy lo supe. Hoy lo decidí. Hoy, que tuve la certeza de que ya te entregaste a él, me voy de tu vida para siempre, y te arranco de mí también. Hoy realicé el ritual, e hice todo lo que nunca había hecho hasta ahora, todo lo que vos seguramente ya hiciste hace tiempo... ¿Sabés? Jamás había borrado una sola foto. Ni de mi celular, ni de mi computadora, ni de ninguna de mis redes sociales. Sólo las había archivado en Instagram y les había cambiado la privacidad en Facebook, para que no se vieran, pero no las borré por si algún día volvías. Pero hoy decidí dejarte ir de verdad, y soltarte de una vez, y dejar de stalkearte de manera enfermiza con ese perfil falso que creé en Instagram. Hoy lo cerré. Hoy voy a olvidarte. Hoy voy a borrarte. Todo lo borré, todas nuestras fotos, nuestros videos sexuales, que bien podría haber subido a cualquier página pornográfica para vengarme de vos, pero que no subiría jamás porque, por desgracia, yo sí tengo valores. Todas nuestras conversaciones desde la primera vez que hablamos hasta hoy. Todo lo borraste con tu orgullo, con tus caprichos, con tu arrogancia. La foto de nuestro primer aniversario que tenía en un cuadrito, el osito de porcelana que me hiciste, el broche que te olvidaste en mi cama, los tesoros tontos que guardaba conmigo, todo eso que para vos era basura e insignificante pero que para mí tenía mucho sentido.... Los tickets del cine, de los lugares a los que fuimos a comer, las cajitas de las cosas que me regalaste, las cositas que nos traíamos de los hoteles, la listita de quehaceres domésticos que me hiciste para mi cuarto, todo. Todo se quemó. Todo se fue. Tiraste dos años de amor a la basura en menos de un santiamén, y yo que soy de luchar hasta la muerte, incluso hasta hoy te esperé. Pero hoy lo supe. Hoy te vi en su cama con él. Y hoy realicé el ritual del fuego. Quemo estos recuerdos porque ya no quiero que vuelvas. Todo lo quemé. Todo lo borré. Todas nuestras conversaciones, aún cuando no habías visto que no te paré de escribir cada día desde el día en que me bloqueaste por primera vez. Mensajes que me hubiera gustado que leyeras... Todas las pruebas de que mi amor era sincero y de que no fui yo quien quiso terminar la relación. Pero ya está. Hoy es el día. No quiero seguir esperándote, no lo merecés. Te fuiste, y ya está. No tengo más que hacer. Hoy te destierro de mí, de mi pecho, de mi nombre, de mi cama... Hoy te morís para mí, y te entierro en el olvido. A diferencia de vos, yo no voy a ir por ahí buscando desesperado otros brazos que me sirvan de burbuja por no saber olvidar, por no saber estar solo, por no saber amar. No. Eso te lo dejo para vos. Yo respeté a rajatablas esta relación y la voy a respetar en su duelo. Merecés que te olvide sanamente, merecés que te llore los meses que tenga que lorrarte, que pase un tiempo solo, merecés tu duelo. Mejor dicho aún, soy yo quien lo merece. En fin, que seas feliz si la vida quiere que lo seas, con el idiota actual o con el próximo. Que tengas todo lo que merezcas. Gracias por haber formado parte de mi vida, y perdón por no haber sido lo que querías. Te amé con locura y pasión y lo sabés. Me hiciste muy feliz, otras veces supiste ponerme muy triste, pero no voy a guardarte rencor. Buena vida, buena suerte, y buen adiós.

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