Translate

jueves, 23 de agosto de 2018

Pedacito de ilusión

          Primero no querés nada con nadie. Estás negado. Te ponés en caprichoso, te ponés pretencioso con la vida. Querés que te dé lo que vos querés, que te devuelva a la persona que vos amás. Porque la amás, ¿y cómo hacés para dejar de amar a quien amás? Peor aún, ¿por qué debería uno dejar de amar a la persona que ama? Y es todo una mierda, porque sentís que te falta una parte de vos. Te sentís incompleto, vacío, y llorás una banda... Mierda que llorás, y no tenés ni puta idea de todo lo que te falta llorar todavía. Y van pasando los días, y te dejás estar. Sos una máquina de extrañar. Extrañás como nunca en la puta vida pensaste que ibas a extrañar. Cada vez que te suena el celu, pensás que puede ser esa persona (pero nunca lo es). Llega un momento en que te desilusionás, que hasta te molesta que te escriba otra gente, porque vos querés que sea esa persona (pero nunca lo es). Te enojás con vos mismo, con tu ex, con el mundo, con la vida, con todo. Querés que la vida sea perfecta (pero nunca lo es). Te enojás, te ponés triste, craneás, sos un vaivén, una bomba de tiempo, una sopa de emociones. Sos una crisis existencial con patas, y no entendés nada. Tenés altibajos, sos un ascensor. Tenés más mambos en la cabeza que un hospital psiquiátrico y más llanto en el pecho que un cementerio. Pero hacés cosas por vos mismo, creyendo que estás sanando. Te hacés un par de piercings nuevos, te comprás pilchas, te anotás en un curso de pizzería y empezás la escuela de música. Conocés gente nueva, conocés una chica que es hermosa y que te mira, y pensás que es tu oportunidad para martillar el clavo que saca el otro clavo. Pero estás tan roto e intoxicado que no sabés muy bien cómo volver a conquistar a alguien, y la chica te termina bloqueando porque no supiste jugar al coqueteo y dejaste en evidencia que estabas regaladísimo e insististe más de la cuenta porque estabas desesperado. Capaz que en el fondo sólo querías ser el primero de los dos en encontrar a alguien más, porque tal vez inconcientemente sabías que ver a tu ex con otro siendo feliz mientras vos estabas solo y roto, te iba a hacer mierda. Y dicho y hecho. Tu ex sale con un amigo tuyo y te volvés loco. Adiós a todas tus chances de volver con ella. Vas y lo cagás a trompadas, te cagan a trompadas, tu ex te denuncia. Te odiás. Al final te das cuenta de que no estabas sanando nada, de que todo lo que estabas haciendo por vos en realidad era por ella, porque querías que te viera bien, radiante, triunfante. Querías impresionarla. Al final te das cuenta de que no estabas desesperado por la chica que conociste si no más bien por encontrar a alguien más. Te odiás. Pensás que nunca vas a encontrar a alguien que te quiera, que tu ex era la única que te podía querer y que fuiste un pelotudo. Entrás en una depresión terrible, peor que antes, y te duele todo el cuerpo por la salsa que te pegaron. Tu familia te viene a ver, pasás días en cama. Pasás mucha mierda que es mejor omitir e ignorar, y hacer de cuenta que nunca pasó. Pasás mucha mierda, y llorás, llorás una banda. Pero un día te levantás y estás un pasito más adelante, un poquito nomás, pero un poquito es suficiente. Te garchás a una loca de Tinder y la pasás horrible, llorás otra vez porque vos querés a tu ex, y amabas hacer el amor con tu ex. No importa, te autoconvencés de que todo sirve de experiencia. Te la das en la pera unas cuantas veces, querés ahogar las penas, a veces flashás que te estás volviendo alcohólico, pero después te das cuenta de que en realidad no, de que sólo estás deprimido. Conocés gente, salís con otras minas, con algunas no pasa nada, con otras chapás y está todo bien. Volvés a consumir falopa, y está todo bien, pensás que la falopa es buena (pero nunca lo es). Acosás sin querer a un par de minitas por las redes sociales, las llenás de likes pero no te dan bola. Hablás con tu amor platónico, esa mujer famosa que ni vos sabés por qué mierda te sigue y cómo hiciste para que te contestara, pero que cuando te mira las historias te endulza el autoestima. Te la querés chamuyar, pero en el fondo vos sabés que en la puta vida te va a dar bola. Te gusta una pibita del coro de la escuela de música, la mirás todos los sábados, es importante porque aunque nunca pase nada son momentos en los que no pensás en que tu ex es la mina más linda del mundo. Y van pasando los días, y la vas remando como podés, hacés cosas, te la das en la pera de nuevo, te ves con otras minas, tratás de no abandonar los estudios a pesar de que estás al borde y de que tus notas se fueron al descenso. La piloteás re piola, tambaleando y todo desprolijo, pero seguís. Terminás el curso de pizzería pero no cocinás nunca, porque en realidad no cocinás nada desde que tu ex no viene a comer a tu casa. Te alimentás para la mierda, pero seguís. Y dejás pasar el tiempo sin darte cuenta, y si bien a veces todavía extrañás y llorás por tu ex, sabés que lo que amás son los recuerdos, y que no es lo mismo querer estar con alguien que no querer estar solo, y aprendés un montón de cosas, y toda esa revolcada que te pegó la vida te hizo mucho más fuerte y sabio, y sin darte cuenta pasaron cinco meses, casi seis, que es lo que dicen que dura el duelo (aunque vos sabés que cada uno tiene sus tiempos y que en tu caso en particular, si querés podés hacerlo durar mucho más). Pero un día te levantás y está todo más que bien, y aunque al principio no querías nada con nadie, ahora querés. No querés pareja, no querés estar de novio, pero al menos no le cerrás la puerta en la cara a la gente que quiere entrar a tu vida para regalarte un beso, un poco de sexo, unos mimos, una musa, una conexión pasajera, o un pedacito de ilusión. Aunque al principio no querías nada con nadie, ahora querés todo, pero con vos. Porque la vida a veces parece una mierda, pero seguís (porque en el fondo, en realidad, vos sabés bien que nunca lo es).