Translate

jueves, 24 de abril de 2014

El humanito

      Había una vez un humano, un simple humanito de mierda. No tenía nada de especial ni de importante, puesto que no era más que un simple humano anormal y asqueroso. Nada atípico, nada que antes no se hubiera visto. Nació perdido entre millones de otros humanos que, estúpidamente y sin saber por qué, destruían y devastaban su pequeño planeta, un minúsculo pedacito de tierra flotando en algún lugar de la inmensidad del universo. Y ahí vivía él. Y así andaba. Nunca hizo nada de su sedentaria vida, ni de sus proyectos utópicos. Jamás en su puta existencia se encontró a sí mismo, a pesar de haberlo creído así en más de una ocasión. Ni siquiera una bendita vez en sus malditos días comprendió cómo mierda debía vivir, ni qué carajos tenía que hacer de su vida. No comprendió al mundo, y sin embargo culpó al mundo de no comprenderlo a él. No se identificaba con sus pares, no creía pertenecer a ningún lugar, y nunca supo volar más de lo debido. Pasó sus años transformándose, trasladándose desde una burbuja a otra. Cosechó sus desgracias y sembró sus vicios. Transitó sus lutos y sus miedos, sus desilusiones y sus fracasos. Atravesó, de la manera en que pudo hacerlo, sus cambios internos, que en ocasiones eran también externos, y visibles. Eso sí, buscó su identidad, su esencia, su norte... Y a eso nadie puede negarlo. Cambió mucho, y muchas veces, aunque tal vez demasiadas. Pero de todas formas, de nada valió, porque nunca pudo conectarse, ni supo arreglar el mundo, ni salvar el cielo, ni salvarse a sí mismo. Nunca hizo nada importante ni grandioso, y la mayoría de su tiempo permaneció tirado como un parásito incompetente, observando cómo las horas se marchaban para no volver jamás, llorándole a un pasado tal vez traumático, dejándose la vida en pasatiempos y placeres mundanos, sumido de forma egoísta en el victimismo que él mismo fabricó, viviendo cómodamente en la desgracia, su rutina, su zona de confort. No habría rastros de él si no fuera porque, una vez, escribió una historia, un micro-cuento, un pequeño relato... Una historia sobre un humano, un simple humanito de mierda que, a pesar de todo, era a su manera, un humanito feliz.

miércoles, 23 de abril de 2014

S'il vous plaît

Aujourd'hui, nous ne voulons pas
changer ce monde de merde putain.
Je ne peux pas le faire.
Et je sais.
Vous ne pouvez pas peindre la lumière noire.
Il n'est pas possible de teindre les ombres blanches.
Nous ne pouvons pas faire fondre le soleil,
porter des manteaux ou de la neige.
Nous sommes incapables d'arrêter le temps.
Et vous n'êtes pas autorisé à voyager dans le passé.
Mais vous, mon amour ...
Vous pouvez faire tout ce que fait.
Vous arrêtez de mon temps,
et d'accélérer,
et de le faire plus lentement.
Et je suis allé à l'avenir, rêvé demain.
Et vous chérissez avec vos mains froides.
Votre sourire fait fondre mes craintes.
Votre sourire, mon cher, votre sourire est le soleil!
Je donne la chaleur, vous me allumez le feu.
Et vous peignez le noir et blanc.
Et donnez-moi toujours de couleur.
Et je change constamment.
Vous faites ce monde de merde
toujours mieux un lieu.
Vous ne pouvez vraiment.
Seulement vous, ma chérie, mon étoile.
Seulement toi, mon amour ...
Sourire pour moi aujourd'hui encore
et juste une fois.
Et sauver mon monde, s'il vous plaît.