Translate

jueves, 1 de diciembre de 2016

Tanto y tan poco

No me entendés. No entendiste nada. No sé qué entenderás por "alejar de tu vida a esas personas", pero no veo que estés haciendo nada al respecto. Al contrario, pareciera que lo hacés adrede. Pareciera que los huracanes que nos dan vuelta la casa y nos dejan en rincones opuestos te encantan. Y no, no son los huracanes los que traen las cosas del pasado. Y tampoco lo soy yo. Sé que vos pensás que todo es mi culpa, pero pensalo bien. ¿Realmente soy yo? Sos vos la que no suelta ese pasado. Ya sé que estabas terriblemente necesitada, que los halagos de esos desconocidos te venían demasiado bien, que necesitabas de muchísimo amor como cualquier otro ser humano que se encuentra rodeado de soledad, que requerías de mucha atención, de mucha contención, de reconocimiento, de algún alma buena que quisiera compartir su vida con vos. Te comprendo. Y ya sé que invitar a tu pileta a un desconocido que te atraía física e intelectualmente sólo fue un chiste, simplemente un coqueteo, una cosa que no dijiste estando segura al cien por ciento. Y sé que en las conversaciones que borraste había cosas que no querías que leyera, cosas que iban a derrumbar tu relato. Insinuaciones, coqueteos mutuos, lo sé. Y entiendo por qué no querías que yo leyera, porque claro, viviste diciéndome que jamás habías hecho nada de eso, que "siempre te tiraron onda pero que vos ni bola", que "te invitaron a salir un montón de veces pero que vos nunca quisiste saber nada". Si supieras que leí cuando aceptabas esas salidas, que finalmente habrán quedado en la nada, pero que vos aceptaste, porque que no se hayan dado no quiere decir que no hayas accedido. Te invitaron a recitales, boliches, bares, a comer, a pasear por La Plata, incluso hasta estabas dispuesta a cuidar a un chico que no conocés, en todos los casos tu respuesta fue la misma "cuando quieras". Siempre dispuesta. No hay un sólo pibe en tu whatsapp que no se te haya insinuado, no me quiero imaginar lo que deben ser tu facebook, tu instagram y tu twitter. Pero te comprendo. Comprendo que me negaras obviedades, comprendo esas mentiras tontas, esas estupideces de adolescente, comprendo que te pintaras como una monja caída del cielo moldeada a mi medida y que hasta acabaras por creer tu propia mentira. Te entiendo, realmente, te comprendo por completo. Entiendo todo lo que hiciste durante esos meses en los que yo no estaba en tu vida, y no tiene nada de malo, comprendo todo lo que necesitabas y lo que hacías en base a esas necesidades, y entiendo que me hayas mentido tanto sólo para salvaguardar tu imagen y tu orgullo. Lo que no entiendo, realmente, es por qué teniendo frente a tus narices tanta atención, tanto de mi corazón en tus manos, tanto reconocimiento, contención y tanto pero tanto amor, sigas necesitando de esas personas a tu alrededor. ¿Tan poco es lo que te doy? No me entendés. Y yo tampoco te entiendo a vos.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario