Pérdida

Ganaste. A esa parte de mí que lo daba todo por vos, la perdiste. Ese pedazo de mí que se esforzaba por convertirme en el novio perfecto, en el mejor amante, en el amigo ideal, en el compañero más fiel y leal, en tu sirviente y tu guardián, lo perdiste. Ese trozo de mi ser que lo único que quería era estar junto a vos y permanecer vos y yo juntos para siempre y apartados del mundo, brindándotelo todo, lo perdiste. Me perdiste, Camila. Me perdí entre tantas vueltas, entre tus mentiras y lo que ocultás en las sombras, entre las caras y las palabras de los terceros que te rodean. No te quejes si miro o busco a otras personas cuando vos también lo hacés. No me recrimines si hablo con otras chicas cuando vos hacés lo mismo. No me digas que vivo en el pasado si vos todavía estás ahí. No me hables de soltar cuando vos no lo hiciste. No sabés lo que es renunciar y arriesgar, así que no hables al respecto. No sabés ser transparente, no querés hacer las cosas bien, así que ya no esperes lo mismo de mí. No me pidas que confíe en vos cuando me mentiste tanto y aún así seguís ocultándome cosas, no me trates de desconfiado si vos no valorás mi confianza. No esperes sinceridad cuando nunca la tuviste. No me hables de la atención ajena cuando vos vivís buscándola. No me pidas perdón, ya no lo quiero, no me importa si aprendés a pedirlo o no. No me hables de feminismo cuando sos tan desigual conmigo. No busques al chico que iba a casarse con vos, porque juro que lo perdiste. Ahora soy este que leés acá, te lo ganaste: lo buscaste tanto que lo encontraste. Pero no te das una idea, amor mío, de todo lo que perdiste.