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viernes, 9 de octubre de 2015

Soltarte

Yo te amaba, y es realmente una pena. No te das una idea de toda la metamorfosis por la que estoy pasando. De todas las etapas e intervalos y altibajos, y subidas y bajadas y frenadas que tuve que atravesar. De los giros y vueltas, y laberintos y puertas, y umbrales y sombras, y tormentas y desiertos que tuve que cruzar. Las crisis, las catarsis, la involución, la depresión, el infierno. Si supieras las cosas que he llegado a pensar... En cuántos recovecos he llegado a excavar para encontrar una verdad, una señal, una certeza, un sentido. He rasguñado las paredes para salir de vos. No sabés cómo he naufragado buscando un sentido, un Norte, un puerto donde anclar. No te imaginás de ninguna manera todo el mal que me hiciste, todo el daño que me causaste. Y aún así te extraño como nunca, como siempre, como si nada, como si todo. Y es que, realmente, yo te amaba. Te extraño como si hubiera sido ayer, como si no hubiera un hoy, como si fueras a volver mañana. Volvé. Quiero que vuelvas, quiero que existas, lo necesito. Volvé, existí, te necesito. Llevame de vuelta al pasado, al primer día, a tu llegada, tu saludo. Dejame todo ese mundo por delante, toda esta historia que ya se terminó y que me dejó tanta nostalgia como melancolía, tanta agonía como añoranza, tanta extrañeza, tanto dolor. Retrocedamos en el tiempo, llevame de vuelta al comienzo. Me extraño. Soy un extraño dentro de mí. Soy un extraño frente al espejo y te extraño a vos y lo que vos te llevaste de mí. No me conozco, no sé quién soy. Es duro despertar de un baldazo de agua helada y corroborar que la mejor versión de mí se fue con vos. Que sólo con vos me amaba, que te amaba y me amaba con, en y por vos. Yo te amaba. No sé cómo lidiar conmigo, ni qué hago escribiendo acá. Tengo una crisis, necesito sacarla fuera. Siento que he perdido incluso la capacidad de escribir... Ya no sé hacerlo, no quiero hacerlo, no sé si puedo hacerlo. Pero tengo una crisis y necesito sacarla fuera, soltarla, soltarme, soltarte. Así que acá estoy una vez más, maltratando las teclas con mis torpes dedos, observando con los ojos nublados cómo los espacios blancos se van llenando de palabras: es mi manera de desangrarme. No sangro tinta, ni lloro sangre. Saco desde el fondo de mí algo que está bien adentro, y lleno un espacio vacío. Es una huella, una mancha, un texto, un qué sé yo... Ojalá sirva de algo. Ojalá pueda vaciarme de vos. Ojalá te vayas mañana, y ojalá ya no vuelvas nunca más. Ojalá no lo fuera, pero es realmente una pena. Porque yo sí que te amaba.

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